¡¡No te pierdas las impresionantes imágenes de un concurso de fotografía realizada con drones !!

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Estas son las 10 fotos ganadoras de la última edición del Concurso de Fotografía con Drones. Organizado por Dronestagram, una red social para fotografía con drones, y con la ayuda de la National Geographic, el concurso recibió más de 5.000 imágenes presentadas en tres categorías: Lugares, Naturaleza y Dronies (selfies tomadas con un avión no tripulado). El primer premio fue para Ricardo Matiello con su foto “Por encima de la niebla” tomada por encima de la Catedral de Maringa, Paraná, Brasil.

Nota: Copiado íntegramente del post publicado en el blog de «elpost.com.ar»

«La mitica estación internacional de Canfranc» Reportaje en B/N

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Si hay un lugar que no me deja indiferente siempre que la visito, es la estación internacional de Canfranc, situada en el municipio español de Canfranc (Huesca) muy cerca de la frontera con Francia, se inauguro el 18 de julio de 1928, en el 2002 fue declarada bien de interés cultural.

Jose Luis Meco ©

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Dispone únicamente de servicios de media distancia operados por Renfe que la unen con Zaragoza. Ofrecía también conexiones internacionales con Francia pero estas quedaron suspendidas el 27 de marzo de 1970 cuando un tren de mercancías descarriló del lado francés provocando el derrumbe del puente de L’Estanguet y la consiguiente interrupción del servicio entre ambos países.

Jose Luis Meco ©

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Casi aislada y perdida en la inmensidad del paisaje pirenaico, pegada a la inmensa mole que separa España de Francia, la estación de Canfranc parece un palacio de cuento, mucho más aún cuando la nieve disfraza de blanco la cubierta de pizarra de la terminal. Aunque proyectada a finales del siglo XIX, la obra sólo pudo iniciarse en los años veinte, tras el acuerdo de los dos países y las respectivas compañías de trenes, según los planos del ingeniero alicantino Ramírez de Dampierre. Pero, a su muerte, el proyecto quedó en manos de Obras y Construcciones Hormaeche, una constructora bilbaína, propiedad de Domingo Hormaeche, que en aquellos primeros años de siglo ya era un claro referente en infraestructuras ferroviarias.
El elegante edificio pirenaico, entre modernista y art decó, aparece como por arte de magia en medio de la nada, sorprendiendo al viandante, que nunca se habría esperado encontrar tamaña construcción en los duros parajes pirenaicos. La muralla infranqueable (Labordeta definió y cantó «polvo, niebla, viento y sol, y al Norte los Pirineos») deja al descubierto una gran obra de arte (hoy en un estado de semiabandono), una verdadera exageración para la vista y una proeza harto elogiada en cientos de escritos. De ahí lo de bilbainada, adjetivo que la Real Academia Española no reconoce, pero que en el acervo popular viene a significar una hombrada de la que se habla con excesivo énfasis.

Jose Luis Meco ©

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La construcción del ferrocarril de Canfranc no deja de ser una gesta que, con interrupciones y retrasos, se alargó durante 75 años. Dimes y diretes entre políticos de España y Francia impedían una y otra vez abordar el proyecto. Una vez que las máquinas lograron horadar la mole pirenaica y abrir un túnel (Somport) para comunicar a los habitantes de los dos países, la estación se hizo carne. “Es un esplendoroso edificio bañado de diversas influencias arquitectónicas que se concibió como gran escaparate de España ante los visitantes extranjeros”, reza en su leyenda el Ayuntamiento. No hay lugar para la duda. De un gran valor iconográfico, fue la estructura más representativa de un ambicioso proyecto ferroviario que, además de la obligada mano de obra local, exigió el concurso y la leva de cientos de trabajadores vizcaínos. Vista desde el exterior, y sin el sufrimiento que causó el aislamiento de aquellas tierras, la espera mereció la pena.

fotografia de Archivo

Fotografia de archivo

Las compañías Midi Francés y Norte de España presentaron el proyecto de la estación internacional entre 1909 y 1910, aunque no se empezó a construir hasta 1915, cuando ambos lados quedaron comunicados a través del túnel de Somport; y no se finalizó hasta 1925. Desde el punto de vista arquitectónico, consta de un edificio principal de 241 metros de longitud, varios muelles para trasbordo de mercancías y el depósito de máquinas. En su construcción se utilizaron materiales como el cristal, el hormigón armado y el hierro, habituales en la arquitectura industrial de la época. El complejo está formado por siete piezas totalmente independientes que se conforman a partir de la terminal central de viajeros que, con su llamativa cúpula, marca el eje del conjunto.

Fotografia de archivo

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El revolucionario cambio
Ramírez Dampierre, que pacientemente ha esperado durante varios lustros el permiso de obra, no podrá ver culminado su proyecto. Su prematura muerte en mitad de los trabajos provoca la entrada en escena de los gestores de Obras y Construcciones Hormaeche. Y su primera decisión es clave para la durabilidad del edificio. Consiguen que el Ministerio de la Guerra, de quien dependen los permisos de ingeniería, les permita introducir el hormigón armado para la construcción de los cuerpos que solo están dibujados en el plano. La autorización llega con un curioso argumento para su concesión. “En caso de demolición, los escombros ocuparán menos espacio”.
El complejo ferroviario fue durante muchos años el más monumental del país, aunque la leyenda lo situaba ya por entonces como la segunda estación de ferrocarril más grande de Europa, sólo superada por la de Leipzig. Otra de las exageraciones que convierten en axioma lo que no pasa de ser un mero bulo. Un verdadero palacio con tejados de pizarra, escaleras de mármol y apliques art decó. Su construcción exigió diez años de obras y obligó a modelar la ladera del monte con muros de contención y 2,5 millones de árboles, en su mayoría pinos silvestres, para frenar la erosión y evitar así el riesgo de derrumbes y avalanchas de nieve. Sus cifras son mareantes: 245 metros de longitud, 300 ventanas, 150 puertas…

Fotografia de archivo

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Las estaciones fueron el gran acontecimiento del siglo XIX, como ahora lo son los aeropuertos. Apenas existían modelos. Y son los ingenieros quienes tienen que trabajar sobre estos edificios por primera vez, pues a ellos se les encomienda su construcción; y tenían que hacer arquitectura”. José Manuel Pérez Latorre, arquitecto aragonés que ha trabajado en el proyecto de remodelación de Canfranc y ha estudiado durante tres años la documentación de la obra, destaca la valentía de la firma vasca para cambiar el proyecto original.

Jose Luis Meco ©

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El mérito de tan magna obra tiene nombre y apellidos. El proyecto salió de la mano de Ramírez Dampierre, pero la ejecución es obra indiscutible de la bilbaína empresa Obras y Construcciones, que en el primer tercio de siglo se convirtió en algo similar a lo que hoy en día sería Ferrovial, OHL, FCC, Acciona o ACS. Dicen que todas las comparaciones son odiosas, pero el propietario de la constructora sería, por ejemplo, el Florentino Pérez de nuestros días, Esther Koplowitz, Villar Mir, José Manuel Entrecanales o Rafael del Pino. Elijan el personaje. Sin embargo, Domingo Hormaeche es un perfecto desconocido tanto fuera como en su tierra, aunque jugó un papel casi trascendental en la construcción civil de los años veinte y treinta. Su empresa se adjudica los trabajos más importantes de infraestructura ferroviaria, en especial, las obras de los metropolitanos de Madrid y Barcelona.

Jose Luis Meco ©

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Vinculado a Bilbao desde su laboriosa adolescencia, Domingo Hormaeche nació en 1880 en Lezama (Bizkaia) donde sus padres respondían del cuidado de las fincas de una de las históricas familias de Neguri, los Lezama-Leguizamón. “Pero a él el campo no le decía nada y prefirió acompañar a uno de sus tíos que tenía un taller de albañilería y se dedicaba a los trabajos de construcción poco después de cumplir los 12 años”, evoca Javier Elorza, concejal del PP de Getxo y biznieto del constructor. El rastro de su negocio apenas está documentado, salvo por las austeras referencias del BOE en la adjudicación de contratos y obras de variada configuración y en algunos crípticos párrafos de la ‘Revista de Obras Públicas’. Poco más.

Jose Luis Meco ©

Jose Luis Meco ©

Ni tan siquiera su familia conserva papeles de la época de este empresario autodidacta que, con el sueldo que gana con su tío en unas obras en Castro Urdiales, contrata a un profesor particular para mejorar su escasa formación académica. Al tiempo, prosigue con su aprendizaje como cantero en la capilla del cementerio de Derio y trajina en la construcción del palacio de la Diputación Foral de Bizkaia, donde estuvo a punto de perder la vida al resbalar en un tablón desde el que se accedía al vecino edificio de Arbieto.

Fotografia de archivo

Fotografia de archivo

Fotografía de archivo

Fotografía de archivo

Fotografía de archivo

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Jose Luis Meco ©  (autorretrato)

Jose Luis Meco © (autorretrato)

Nota: Informacion recopilada del diario digital «elcorreo.com» escrita por el periodista MIKEL ITURRALDE.

La huella de Ho Chi Minh en Hanoi

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En esta ocasión os voy a publicar un articulo encontrado en la red que hace referencia a una ciudad que próximamente vamos a visitar, se trata de la ciudad de Hanoi.

Visitar Vietnam y no ver la presencia de Ho Chi Minh en cualquier lugar del país es casi un imposible. En el país se encuentran referencias a su nombre y su figura en cada rincón, y por supuesto Hanoi no es una excepción, más bien al contrario.

Ho Chi Minh nació en la costa central de Vietnam a finales del siglo XIX. Vinculado al comunismo desde joven, vivió bastantes años fuera del país y pasó bastantes años preso en China. Regresó a Vietnam donde combatió contra las diferentes invasiones que sufrió el país, y termino por fundar la República Democrática de Vietnam también conocida como Vietnam del Norte. Murió en Hanoi en 1969.

Es precisamente esta muerte en Hanoi el punto central del culto a Ho Chi Minh en la capital. Si bien el “tío Ho” deseaba ser incinerado por considerar que era “más higiénico y ahorra espacio para la agricultura”, el gobierno ordenó embalsamarlo y construir un impresionante mausoleo en el que exponer su cuerpo, emulando a lo que se hizo con otros líderes comunistas como Lenin, Mao Zedong o Kim Il-sung.

El mausoleo de Ho Chi Minh se construyó entre 1973 y 1975, inaugurándose el 29 de agosto de ese año. Está construido en granito por su parte exterior, y piedra pulida en su interior. Se encuentra situado en la plaza Ba Dinh, una enorme explanada presidida por una gran bandera vietnamita que ayuda a hacer más impresionante el monumento. A pesar de ser una zona abierta, el acceso es permitido sólo de 8 de la mañana a 5 de la tarde, siempre y cuando no haya actos oficiales.

La visita al interior se puede realizar sólo de 9 a 12 de la mañana, siendo conveniente ir temprano, ya que suelen formarse bastantes colas y en la explanada hay muy poca sombra dónde refugiarse del sol de justicia de Hanoi. Para acceder al interior hay que seguir unas estrictas normas de comportamiento, no pudiendo hacer ruido, filmar o hacer fotografías o acceder en minifalda, pantalón corto o tirantes. La seriedad de los soldados que se encuentran por todo el recorrido, invitan a seguir estas normas sin dudar. No es extraño coincidir en la visita con grupos de locales, especialmente niños, y ver cómo mantienen el silencio y el orden dentro del lugar, realmente sorprende.

Muy cerca del mausoleo se encuentran otros dos lugares relacionados con el líder comunista. Uno de ellos es el amarillo Palacio Presidencial, el primer lugar en el que se instaló Ho Chi Minh al llegar a Hanoi. Sin embargo, al tiempo de residir allí, decidió que la mansión (que no es especialmente grande) era demasiado lujosa y cómoda para él, así que se trasladó a una pequeña cabaña próxima a este palacio y que también se ha convertido en un lugar de peregrinación de miles de vietnamitas que quieren agradecerle al “tío Ho” lo que hizo por el país.

No podemos saber si Ho Chi Minh estaría de acuerdo con este culto a su figura, pero lo innegable es que actualmente forma parte de la esencia de Vietnam, por lo que si queremos adentrarnos un poco en la realidad del país no podemos dejar de acercarnos a su figura, y Hanoi es un buen lugar para hacerlo.

Más información | Vietnamitas en Madrid
Fotografías | Henar Lanchas
A vista de pájaro | Google maps

Nota: Articulo originalmente publicado por la web de viajeros blog, la intención principal de esta publicación es la de difundir las noticias y artículos interesantes encontrados por la web.

Ya se puede viajar a Vietnam sin visado

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Los turistas de España, Francia, Reino Unido, Italia y Alemania serán los nuevos beneficiados por esta medida.

El gobierno vietnamita ha anunciado la eliminación del visado para estancias inferiores a 15días para los turistas procedentes de España, Francia, Reino Unido, Italia y Alemania. Estos países se unen a Dinamarca, Finlandia, Japonés, Noruega, Rusia, Corea del Sur, Bielorusia, y Suecia, así como diferentes países del sudeste asiático cuyo turistas no necesitan visado para traspasar las fronteras vietnamitas.

Este medida, que ha sido anunciada por el periódico local ‘Thanh Nien News’ y recogida por la agencia Europa Press, entrará en vigor el próximo mes de julio con el objetivo de reactivar el sector turístico en Vietnam tras una caída del 13% del número de visitantes.

Por lo tanto, todo viajero español que quiera pasar una máximo de 15 días en Vietnam a partir de julio no tendrán que solicitar ningún permiso a la embajada vietnamita. Sí lo tendrán que hacer, por su parte, aquellos cuya estancia sea superior a dos semanas.

Nota:

Noticia recopilada de la publicación por parte de la web de «Viajar.el periódico»

 

10 ERRORES HABITALES DEL FOTÓGRAFO DE VIAJES

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FOTOGRAFIA: HARRY FISCH

Me he sentido muy identificado con este «decálogo» que se ha publicado en la paqina web de QUESABESDE que hace reflexión sobre la fotografía de viajes y los errores que comúnmente cometemos.

El gran fotógrafo de viajes Harry Fisch, con gran maestra y mucha sabiduría (su experiencia le delata), los enumera detalladamente, si pueden tomense su tiempo para leerlo, no tiene desperdicio…
1. Confundir la cámara con una ametralladora
En mis viajes fotográficos al menos el 30% de mis acompañantes se ve arrastrado por la compulsión fotográfica. Consiste esta patología en aferrarse como un poseso al botón y disparar a todo lo que se mueve con la esperanza de que la estadística logre lo que la falta de atención no alcanza a realizar. Quizás sea cierto que disparando mucho vayamos a tener más posibilidades de conseguir algo potable, pero insistiendo en un error lo único que conseguiremos es multiplicar el desaguisado.
El problema de disparar mucho, sin la calma y atención necesarias, es que se aprende poco. Hay ocasiones en las que la ráfaga está indicada, especialmente cuando nos encontramos con objetos o personas en movimiento: actividades deportivas, carreras de automóviles… Pero no hay que olvidar que la fotografía es una forma de seleccionar un momento de la realidad, y salvo la puramente documental, el objetivo aquí es conseguir una imagen con cierta belleza.

FOTOGRAFIA: HARRY FISCH

Estamos acostumbrados a ver la realidad en movimiento. La fotografía nos plantea la dificultad de congelar en una décima de segundo la realidad y hacerlo de forma agradable, tratando de trasladar una emoción o rememorar un momento. Si además con eso contamos una historia, miel sobre hojuelas.

Si queremos aprender o mejorar nuestras fotografías, lo mejor que podemos hacer es ser conscientes de lo que está ocurriendo ante nosotros, seleccionar nuestro momento. No esperar que la suerte o la estadística suplan nuestra falta de atención.

2. Llevar demasiado equipo

Durante mi último viaje fotográfico a Etiopia abundaron frases como “no tengo el objetivo adecuado” o “claro, lo que pasa es que no he traído el zoom”. También está el fotógrafo que se siente extrañamente obligado a hacer un recorrido fotográfico bajo el sol de Benarés en junio, con una enorme mochila de diez kilos de peso, convencido de que esa carga -y el material que la provoca- es la clave para conseguir la fotografía ganadora del National Geographic.

Para lograr una buena, magnífica o extraordinaria fotografía solo se necesita una cámara y un objetivo. La frase “la fotografía se hace con la mente y el corazón” sigue delimitando perfectamente la frontera entre el aficionado a la técnica y el artista. La fascinación por el equipo fotográfico es comprensible, tanto como lo es la pasión por los relojes y los automóviles, pero el mejor equipo o la mayor gama de ópticas poco van a hacer para convertirnos en grandes fotógrafos.

FOTOGRAFIA: HARRY FISCH

Cuando se discute sobre el grano de la fotografía o la óptica que se tendría que haber utilizado nos estamos olvidando de lo realmente importante: el contenido de la imagen y la forma en que el fotógrafo ha visto su realidad. Lo primero y esencial para poder discutir sobre una fotografía es que esta se haya realizado. Y para que esto suceda es necesario llevar con nosotros una cámara y una óptica, no la mejor cámara ni doce ópticas.

Agotados tras cargar diez kilos de peso durante todo el día va a ser difícil estar en disposición de hacer la foto de nuestra vida. La mayoría de los fotógrafos profesionales escogen el material que llevan consigo con antelación y en función de lo que van a fotografiar y su destino.

3. No ver más allá de lo que tenemos delante

Los animales reaccionan por el estímulo, y nuestra condición animal es la que nos lleva a ser literalmente abducidos por algo que nos llama la atención. Como fotógrafos, una de las primeras disciplinas que tenemos que entrenar es la capacidad de discriminar, observar, elegir y analizar antes de tomar la decisión de disparar con la cámara.

En un viaje fotográfico, sobre todo cuando visitamos un destino nuevo, el estímulo es continuo. La sensación de confusión, de colores, de ruidos hace que nuestra atención no consiga centrarse en lo que realmente debería interesarnos una vez calmados. Desgraciadamente la mayoría de las veces comprendemos que esto es así al volver a casa y ver que la mayoría de las fotografías que hemos realizado no se corresponden con lo que creíamos haber inmortalizado.

 

FOTOGRAFIA: HARRY FISCH

El preparador psíquico de Fernando Alonso definía al corredor de Fórmula 1 como “alguien que juega al ajedrez mientras es perseguido por un tigre”. Esta es la frase que me repito mentalmente en ocasiones en las que siento que la presión del ambiente o la nueva localización pueden hacerme perder la necesaria calma y objetividad ante una escena y decidir sobre la mejor manera de inmortalizarla con la cámara.

Otro de los consejos que me repito es la necesidad de ver más allá de lo que tengo delante. Es sencillo: basta con mirar también a los lados y detrás de uno mismo. En ocasiones lo que está ocurriendo al margen de lo que se nos presenta como más inmediato y evidente es lo que puede representar una magnífica oportunidad fotográfica.

4. No acercarse lo suficiente

Sí, eso ya lo dijo el ilustre reportero de guerra Robert Capa. Contra lo que creen muchos fotógrafos el zoom no se ha inventado para hacer fotografías a la gente de lejos. La mayoría, si no la totalidad de los especialistas en fotografía de personas en la calle, utilizamos ópticas cortas, es decir, rangos focales que suelen ir desde 21 hasta 50 milímetros.

Ello conlleva la necesidad de acercarse a la persona, pero somos tímidos, no queremos molestar o tenemos miedo del otro. Sin embargo, del mismo modo que es imposible hacer tortillas sin romper huevos, es complicado hacer fotografías de personas sin acercarse a ellas.

 

 

FOTOGRAFIA: HARRY FISCH

Esta es una de las asignaturas a las que concedo mayor importancia en los viajes fotográficos que organizo. La manera de acercarse razonablemente a las personas para poder hacer esas fotografías que comunican, que emplazan al observador en un momento y un lugar mágicos y se corresponden con el lugar que ocupaba el fotógrafo en el momento de realizar la toma.

No es que no comprenda la utilidad de las focales largas o el zoom, pero es difícil establecer un contacto visual y una complicidad con alguien que está siendo fotografiado a 250 metros de distancia.

5. Olvidarse de comunicar

Esta complicidad de la que hablábamos es mayor cuanto mayor es la relación que tenemos con la persona a la que estamos fotografiando. Y no se trata solamente de hablar con ella. Desgraciadamente se da la circunstancia que cuando uno viaja a lo largo del año a siete países distintos, es complicado hablar siete idiomas distintos.

Lo que uno va desarrollando con tanto viaje y tanta variedad cultural es la comunicación no verbal. Los gestos, la sonrisa, la mirada a los ojos, el truco de magia. Buscar el intermediario que va actuar como nuestro embajador para esa fotografía. Aprender a decir gracias es importante, pero lo es mucho más tener una actitud amable y franca independientemente de lo que seamos capaces de decir en uno u otro idioma.

 

FOTOGRAFIA: HARRY FISCH

Una extraordinaria fotógrafa de paisajes y animales me comentaba la dificultad que tenía para hacer fotos a las personas: “No me gustan las personas, prefiero los animales.” Una actitud comprensible, se comparta o no, pero que se lleva mal con eso que llamamos empatía, disposición más que conveniente para relacionarse fotográficamente con otros.

6. No separarse del grupo

Viniendo de alguien que se dedica profesionalmente a organizar viajes fotográficos este es un consejo extraño, pero organizar viajes con ocho o diez personas no significa que estas tengan que trabajar siempre en grupo o apiñados. La única forma de llegar a una cierta relación de confianza con un desconocido es establecer una relación personal con él, y lograrlo es ciertamente difícil si este se encuentra enfrentado a seis fotógrafos disparando una cámara contra él.

En ocasiones los fotógrafos que vienen conmigo se quejan de la forma en la que posa un desconocido que acaban encontrar en la calle. Lo que suelo hacer en esos casos es pedir a mi compañero-fotógrafo que se quede quieto mirándome y en ese momento empiezo yo a apuntarle con la cámara e iniciar una sesión fotográfica.

FOTOGRAFIA: HARRY FISCH

En la mayoría de los casos esta resulta ser una experiencia incómoda y desconcertante aun habiéndolo hecho con alguien que nos conoce y con quien tratamos habitualmente. Ahora solo nos queda imaginarnos qué es lo que siente un indio, un birmano o quien sea cuando de pronto se acercan ocho personas con cámaras y lo fusilan fotográficamente.

Para poder transmitir algo con una persona del otro lado es conveniente crear un cierto confort, y esto es difícil de lograr en una sesión colectiva en la que –literalmente- masacramos al sujeto con nuestras cámaras.

7. Hacer pocas (o muchas) fotografías

En lo tocante a la cantidad de fotos que es necesario hacer existen varias escuelas. Por un lado, los que defendemos que más vale poco bueno que malo. Por el otro, los que piensan -posiblemente con razón- que lo peor que te puede ocurrir es llegar a un sitio lejano y volverte a casa, seis mil kilómetros después, para encontrarte con que te faltaban fotografías de una u otra cosa.

Posiblemente se pueden unir las dos teorías: hacer suficientes fotografías como para asegurarnos cierta variedad, y al mismo tiempo tener un especial cuidado en una serie de ellas para lograr una selección posterior. Confieso que peco de no realizar suficientes fotografías, y en efecto, a veces me encuentro con que -comparándome con otros fotógrafos que estaban en el mismo escenario- no hecho tantas fotos como debiera.

FOTOGRAFIA: HARRY FISCH

El estilo o la finalidad de la fotografía también marca la actitud que debe tener el fotógrafo: no es lo mismo el que está haciendo su fotografía de vacaciones que el fotógrafo artista o el fotógrafo de viaje a quien le ha sido encomendada una serie o un reportaje y no puede volverse sin haber cubierto un determinado aspecto.

8. No analizar suficientemente la luz

Hay fotógrafos de composición, de color, de ritmo, de movimiento. Y hay fotógrafos de luz. Unos pocos consiguen aunar todas las posibilidades fotográficas. Lo que veo constantemente en fotógrafos, incluso entre los experimentados, es que no se toman el suficiente tiempo para comprender cuál es la disposición de la luz en la escena y sacrificar -si es necesario- ese disparo inmediato frente a otra posibilidad desde otro ángulo o en otro momento.

 

FOTOGRAFIA: HARRY FISCH

Mi recomendación es clara: antes de disparar, reconoce la escena y sobre todo analiza la luz. Su origen (de dónde proviene), su calidad (si es difusa, dura, cálida, fría), el contraste entre sombras y luces, el pronóstico de su situación (hacia dónde se va a mover y cómo afectará eso al sujeto que esté iluminado)… Vemos cantidad de fotografías planas en las que el fotógrafo se puso nervioso y no tomó el tiempo necesario para comprender cómo afectaría la luz a la escena.

9. No considerar el procesamiento de la imagen

Reconozco que tengo una especial sensibilidad en este particular asunto. Hace un par de años gané el premio mundial National Geographic en el apartado “Lugares” y fui posteriormente descalificado por eliminar de la escena una de las 63 bolsas de basura existentes en ella.

Desde que la fotografía existe los fotógrafos han hecho algo más que revelar la imagen. Han procesado esta imagen oscureciéndola y aclarándola por partes, añadiendo y quitando. Existe una diferencia entre la interpretación de la realidad y la manipulación de la fotografía para confundir o engañar a quien la contempla.

 

FOTOGRAFIA: HARRY FISCH

Para el fotógrafo documental la cosa es más complicada, ya que lo importante es reflejar en la medida de lo posible lo que está ocurriendo frente a la cámara. Al fotógrafo cuyo objetivo es lograr una representación artística –que es mi caso- se le presupone en este sentido una mayor libertad.

Sin llegar a darle mayor importancia que a la propia fotografía, un inteligente posprocesamiento puede convertir una buena fotografía en una excelente fotografía. Lo que nunca logrará es hacer que una mala fotografía se transforme en una obra de arte.

10. Parálisis por análisis

En la teoría de finanzas este es un síndrome que se describe a menudo. Consiste en la incapacidad de tomar decisiones debido al freno que supone la etapa previa de análisis, que llega a ser tan profunda que no permite la acción. En fotografía, como en casi todos los aspectos de la vida, estadísticamente es mejor hacer que no hacer.

Y en fotografía, hacer, siendo capaz de analizar lo hecho, es un aspecto importante del aprendizaje. Mucho más teniendo en cuenta que las cámaras actuales nos permiten conocer de forma casi inmediata el resultado de lo que hemos hecho.

FOTOGRAFIA: HARRY FISCH

Una cosa es analizar de qué modo queremos realizar la fotografía, y otra muy distinta, este análisis o la responsabilidad que para nosotros pueda suponer el fallo de perder la fotografía. Hay muchos fotógrafos, especialmente en street photography, que creen firmemente en la suerte. Y no se equivocan. Si realizas suficientes fotografías y tienes criterio a la hora de hacer la selección, sin duda vas a lograr buenos resultados.

Curiosamente este último párrafo parece contradecirse con el primero de esta serie de consejos fotográficos. Pero lo cierto es que el arte de la fotografía es justamente arte porque en él existe algo mágico e impredecible que lo separa de la pura ciencia.

Harry Fisch ha realizado viajes fotográficos a más de 50 países. Seleccionado en 2013 como finalista en los Sony World Photo Awards y en 2010 por PHotoEspaña en su sección “Descubrimientos”, imparte numerosos talleres y organiza viajes fotográficos a destinos exóticos con Nomad Expediciones Fotográficas, de la que es fundador. En 2012 fue desposeído del premio obtenido en la categoría «Lugares» del concurso National Geographic Photo tras comprobarse que había eliminado un elemento de la imagen.

 Nota: Esta entrada a sido publicada originalmente en la web de QUESABESDE, esta publicación solo pretende «referenciar»dicho articulo publicado.